El Origen


Diego, la razón de esta misión.
Cuando nació mi cuarto hijo, Diego, esperaba que todo fuera perfecto, como lo habían sido los nacimientos de mis otros tres hijos… pero no fue así.
El instante en que lo recibiría en mis brazos se convirtió en un momento de incertidumbre. No me lo enseñaron al nacer, y la sonrisa del pediatra que lo recibió pronto se transformó en un gesto serio. Algo no estaba bien.
Diego pasó sus primeras horas bajo luz para bilirrubinas, con plaquetas bajas y sin un diagnóstico claro. Cada día era una nueva prueba sin respuestas. Dos muestras de sangre diarias, radiografías, transfusiones, noches sin dormir… 26 días de angustia, sin saber qué pasaría con mi bebé.
Un camino lleno de lucha
El diagnóstico no llegó. Solo nos dieron un nombre general: síndrome dismórfico, sin encajar en ninguna condición específica. Sabíamos que Diego enfrentaría desafíos: retraso en su desarrollo intelectual, motor y físico, problemas de lenguaje y espasticidad muscular. Pero él, desde el primer día, decidió luchar.
Cada pequeño avance se convirtió en un milagro. Cada terapia, en una esperanza. Sin embargo, nos enfrentamos a otro gran obstáculo: el acceso a la rehabilitación. Los tratamientos eran costosos, no había suficientes espacios especializados y, lo más doloroso, la sociedad no estaba preparada para entender las dificultades de un niño como Diego.
Del dolor a la misión
La búsqueda de respuestas nos llevó al Instituto de Neurología de la UNAM en Querétaro. Ahí conocimos el método Katona, una terapia de prevención de daño neurológico. Pero el Instituto no tenía un área de rehabilitación adecuada para los niños que requerían seguimiento.
Fue en ese momento cuando entendí que la historia de Diego tenía un propósito más grande. Si yo, con toda la voluntad y el amor de madre, había enfrentado tantas dificultades para ayudar a mi hijo, ¿cuántos bebés más estaban en la misma situación sin acceso a una oportunidad?


Así nació Bebé Avance
Un espacio donde ningún bebé con riesgo neurológico se quede sin la atención que necesita. Un lugar donde las familias encuentren apoyo, información y esperanza. Una fundación inspirada en Diego, que hoy sigue transformando vidas.
A través de Bebé Avance, he encontrado mi misión en la vida. Y, en este camino, también he encontrado la felicidad, porque ser madre de Diego ha sido el mayor regalo. Gracias a él, entendí que todos los niños merecen una oportunidad, y aquí estamos para dársela.














